Historia del dogma de la Inmaculada Concepción, patrona de España

La Inmaculada Concepción es la Patrona de España desde 1760, el Papa Clemente XIII lo concedió mediante la bula “Quantum Ornamenti”.

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El llamado puente de la Constitución enmascara uno de las fechas más importantes para España. El 8 de diciembre es el día de la patrona de España. Sí, la Inmaculada Concepción es la patrona de nuestro país y no la Virgen del Pilar como muchos creen.

Ese día se conmemora el día de la concepción de la Virgen María. Su nacimiento se fecha el 8 de septiembre, por tanto, nueve meses antes su madre Santa Ana la concibió.

Erróneamente muchos piensan que se celebra la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.

Pero no, el 8 de diciembre se recuerda el dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, el cual sostiene que María no fue alcanzada por el pecado original sino que desde el primer instante de su concepción estuvo libre de todo pecado. 

Históricamente España fue la nación que más hizo por la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. En el XI Concilio de Toledo el rey visigodo Wamba ya era titulado “Defensor de la Purísima Concepción de María”.  El rey visigodo Ervigio declaró su fiesta como ley de Estado. El Rey Fernando III “El Santo” llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes Jaime I “El Conquistador” y Juan I de Aragón ordenaron celebrar su fiesta en todos sus reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa que definiese la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe católica. Y el Rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real.

España fue la primera nación en la que se celebró esta fiesta, pues desde 1644 es un día festivo en nuestro país, no siéndolo en toda la Iglesia hasta 1708. 

Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando el patronazgo se hizo oficial. A petición unánime de las Cortes Generales Españolas, el Rey Carlos III solicitó a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María fuese proclamada Patrona de España.

El Papa Clemente XIII atendió esta petición, y el 25 de diciembre de 1760, mediante la bula “Quantum Ornamenti”, concedió ese patronazgo.

Dogma de fe

El dogma de fe no fue declarado como tal por la Santa Sede hasta el 8 de diciembre de 1854. En esa fecha el Papa Pío IX manifestó solemnemente en la Basílica de San Pedro mediante la bula Ineffabilis Deus: “Declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y por consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en atención de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano“.

Tal fue el impulso y la defensa que tuvo España para lograr el dogma que, como muestra de agradecimiento, diez años más tarde, en 1864, la Santa Sede concedía a los sacerdotes españoles el privilegio de vestir casulla azul cada 8 de diciembre. /

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Historia del dogma de la Inmaculada Concepción, patrona de España

La Inmaculada Concepción es la Patrona de España desde 1760, el Papa Clemente XIII lo concedió mediante la bula “Quantum Ornamenti”.

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El llamado puente de la Constitución enmascara uno de las fechas más importantes para España. El 8 de diciembre es el día de la patrona de España. Sí, la Inmaculada Concepción es la patrona de nuestro país y no la Virgen del Pilar como muchos creen.

Ese día se conmemora el día de la concepción de la Virgen María. Su nacimiento se fecha el 8 de septiembre, por tanto, nueve meses antes su madre Santa Ana la concibió.

Erróneamente muchos piensan que se celebra la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.

Pero no, el 8 de diciembre se recuerda el dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, el cual sostiene que María no fue alcanzada por el pecado original sino que desde el primer instante de su concepción estuvo libre de todo pecado. 

Históricamente España fue la nación que más hizo por la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. En el XI Concilio de Toledo el rey visigodo Wamba ya era titulado “Defensor de la Purísima Concepción de María”.  El rey visigodo Ervigio declaró su fiesta como ley de Estado. El Rey Fernando III “El Santo” llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes Jaime I “El Conquistador” y Juan I de Aragón ordenaron celebrar su fiesta en todos sus reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa que definiese la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe católica. Y el Rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real.

España fue la primera nación en la que se celebró esta fiesta, pues desde 1644 es un día festivo en nuestro país, no siéndolo en toda la Iglesia hasta 1708. 

Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando el patronazgo se hizo oficial. A petición unánime de las Cortes Generales Españolas, el Rey Carlos III solicitó a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María fuese proclamada Patrona de España.

El Papa Clemente XIII atendió esta petición, y el 25 de diciembre de 1760, mediante la bula “Quantum Ornamenti”, concedió ese patronazgo.

Dogma de fe

El dogma de fe no fue declarado como tal por la Santa Sede hasta el 8 de diciembre de 1854. En esa fecha el Papa Pío IX manifestó solemnemente en la Basílica de San Pedro mediante la bula Ineffabilis Deus: “Declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y por consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en atención de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano“.

Tal fue el impulso y la defensa que tuvo España para lograr el dogma que, como muestra de agradecimiento, diez años más tarde, en 1864, la Santa Sede concedía a los sacerdotes españoles el privilegio de vestir casulla azul cada 8 de diciembre. /

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