2 de diciembre. Martes de la I Semana de Adviento
Felicidades para los que se llaman: Bibiana, Adrián, Anselmo, Aurelia, Constantino, Habacuc, Martana, Nono, Pimenio, Seguro y Silverio.
Salmo
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio segun san Lucas (10,21-24):
EN aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Palabra del Señor
Santa Bibiana. No tenemos fechas de su vida, pero está documentada la dedicación a esta santa de una basílica en Roma en el pontificado del papa Simplicio (468-473). Sufrió el martirio bajo el emperador Juliano el Apóstata a finales del siglo III, con una entrega colmada dando su vida a Dios, al igual que sus padres san Flaviano y santa Dafrosa y su hermana Demetria. La tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna. Es patrona de los epilépticos, los que sufren crisis nerviosas, dolores de cabeza y enfermos mentales. (s. III).
San Adria.
San Anselmo monje.
Santa Aurelia mártir.
San Constantino abad.
San Habacuc profeta que aparece en el Antiguo Testamento el cual, ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, diciendo: El justo vivirá por su fe.
Santa Martana mártir.
San Nono obispo.
San Pimenio fue presbítero y mártir en el siglo III/IV.
San Seguro mártir.
San Silverio papa y mártir, el cual, no queriendo rehabilitar a Antimo, obispo herético de Constantinopla depuesto por su predecesor san Agapito, por orden de la emperatriz Teodora fue privado de su sede y enviado al destierro, donde murió desgastado por los sufrimientos. (s. VI).



























