Hoy 13 de junio -día en que falleció el sacerdote franciscano portugués- decenas de fieles han asistido a la misa de San Antonio de Padua en el paraje de Macatela.
Una misa oficiada por el sacerdote Juan Pedro Andújar (con la ayuda de Toño Romero del Hombrebueno) y la venta de panes honran al Santo de Padua desde hace más de cincuenta años, cuando la pareja formada por Antonio Sánchez Marchante “Chalupa” y Cayetana Carrasco Antequera construyeron la ermita.
Desde hace más de dos décadas acicalan la ermita un grupo de amigos, quienes también preparan los panes, un tentempié para los asistentes, y venden recuerdos del franciscano.
Este grupo de Amigos de San Antonio han preparado este año 500 panecillos (con su correspondiente oración) que venden a un euro y regalan una bolsa de cacahuetes.
La tradición cuenta que ese panecillo se debe guardar en un paño de tela blanco durante todo el año para que no falte comida en ese hogar. Al cabo de esos 365 días el pan se moja, y se debe tirar en un lugar en el que corra agua o dar como comida a los pájaros.
Durante todo el día la ermita permanece abierta para rezar al Santo, comprar los panecillos, o depositar la palma de la mano en la pila que contiene alfileres pidiendo un novio o novia. Esta tradición data del siglo XIX cuando las modistillas madrileñas acudían a la ermita de San Antonio de la Florida y echaban trece alfileres en la pila del agua bendita, donde sumergían la mano y el número de alfileres que quedasen pegados a ella eran los pretendientes que tendrían ese año. /




























