Sentirte mal, pero que muy, muy mal, vamos... a pique de doblar, eso son las bascas. Las situaciones más insólitamente agónicas tienen a esta frase por bandera.
Otra variante de sus acepciones atiende más bien a patologías agudas como puede tratarse de las almorranas, los forúnculos, o los flemones.
Son las bascas, y tan sólo ellas, las que hacen acudir al médico a los trabajadores autónomos denominados “agonías”, o a aquellos que hasta ese momento pensaban que las cosas se curan solas.
Ejemplos:
- - Que te pones a vendimiar con tranchete en una viña de La Pertusa con sarmientos como el brazo: ¡uf qué bascas!.
- - Si vas en bicicleta por el camino de El Molino de Asúa y te sale un perro: ¡chico qué bascas más malas!.
- - Cuando te comes un pimiento picante, de los que rabian. Las bascas, en este caso, te dan a la hora de ingerirlo y a la hora de evacuarlo.
- - También te dan bascas algo que a todos nos ha pasado como es meter el dedo en un botellín de cerveza en una situación solemne.
En definitiva, las bascas es una sensación que, desgraciadamente, tenemos que experimentar en algunos momentos de nuestra vida. /