La noticia del fallecimiento de Santiago Bustos Bustos, acaecida hace unos días, en Cuenca, ciudad en la que residía desde hace tiempo, me ha hecho recordar momentos de tiempos pasados, cuando yo era casi un niño, y acompañaba a mis hermanos Pedro o Manolo a la iglesia, ayudándoles a llevar alguna cámara o flash, con los que ellos realizaban los reportajes de las bodas, bautizos y comuniones; y allí, en la iglesia, estaba siempre Santiago, al que cariñosamente le llamábamos “Santiaguete”, más niño aún que yo, vestido de monaguillo, desempeñando las tareas propias de esta actividad, que entre otras eran:
- Encender velas y preparar el altar antes de la misa.
- Asistir al sacerdote durante la liturgia, sosteniendo el misal, llevando el incensario o el agua bendita.
- Hacer sonar la campanilla en momentos clave de la consagración.
- Participar en procesiones y actos religiosos, especialmente en Semana Santa y festividades patronales.
Los monaguillos infantiles han sido una figura tradicional dentro de la vida religiosa y social. Estos niños, generalmente entre 7 y 14 años, asistían a los sacerdotes durante la celebración de la misa y otras ceremonias litúrgicas.

Solían apuntarse muchos niños a ser monaguillos, pero la mayoría no eran constantes y en unos meses dejaban el puesto a otros, sin embargo, 'Santiaguete' fue muy constante y estuvo muchos años de monaguillo, ganándose la simpatía y aprecio de todo el pueblo.

Ser monaguillo no solo era un acto de servicio religioso, sino también una parte importante de la educación, estos niños adquirían valores como la disciplina, la responsabilidad y el respeto por las tradiciones.
Cuando Santiago se hizo adulto, buscó su forma de vivir, trabajando en una entidad bancaria en la ciudad de Cuenca, y en ella, ha sido tan constante como lo fue de monaguillo, permaneciendo toda su vida laboral en la misma entidad y ciudad, pero nunca ha olvidado su pueblo natal, donde con su fallecimiento, ha dejado gran número de amigos, entre los que tengo el honor de contarme.

La figura del monaguillo infantil ha sido un pilar en la historia religiosa y cultural, reflejando la importancia de la iglesia en la vida de los pueblos y transmitiendo tradiciones a las nuevas generaciones.
Lástima que en las últimas décadas, esta figura del monaguillo ha desaparecido por completo, sería deseable recuperarla para seguir la tradición.
A los familiares de mi buen amigo Santiago Bustos Bustos, desde aquí les mando mi más sincero pésame, junto con este recuerdo hacia su persona.
E.P.D.
Antonio Reales Parra
 
			 
		



 
  
  
  
                                     
  
  
 















 
  
 






