Socuéllamos, 13 de octubre de 2025
A sus 24 años, Richard Nevado, un joven natural de Benidorm, (es español a pesar de que su nombre, su pelo rubio o los ojos azules nos haga pensar en que es extranjero) , ha decidido emprender una aventura tan exigente como inspiradora: recorrer a pie el Camino de Santiago desde su ciudad natal, en la costa alicantina, hasta la capital gallega. Su objetivo no es otro que vivir una experiencia de autoconocimiento, medir sus propios límites y conectar con lo esencial, lejos del ritmo acelerado de la vida moderna.
Con un pequeño equipaje de apenas 17 kilos, que incluye una tienda de campaña, un par de mudas y lo justo para sobrevivir en el camino, Richard inició su andadura el pasado 2 de octubre. No es su primera experiencia como peregrino: hace un tiempo completó el conocido Camino Francés, una ruta que lo marcó profundamente y lo animó a ir más allá.
“Un día vi en Benidorm una de esas señales amarillas del Camino de Santiago. Me sorprendió descubrir que hay rutas que salen desde casi cualquier punto de España… y me dije: ¿por qué no intentarlo desde aquí?”, comentaba el joven a Infosocuellamos.
Así nació su reto personal: unir Benidorm con Santiago de Compostela caminando, paso a paso, cruzando pueblos, campos y ciudades de toda España. Su motivación es clara: una autoterapia, una búsqueda interior y una manera de encontrarse consigo mismo a través del esfuerzo, la soledad y las personas que se cruzan en su camino.
Durante su travesía, Richard ha ido compartiendo cada etapa en su perfil de Instagram, @asiesrichard, donde ya cuenta con más de 5.000 seguidores que siguen atentos sus avances, anécdotas y reflexiones.
En los últimos días, su recorrido lo ha llevado desde El Provencio y Las Mesas hasta Socuéllamos, donde ha hecho un pequeño desvío para visitar a unos amigos socuellaminos y reponer fuerzas. El joven destaca la hospitalidad de la zona y la belleza de los paisajes manchegos. Nos comentaba que cruzando estas interminables llanuras manchegas comprende mucho mejor el Quijote.
El Camino que atraviesa La Mancha tiene también su red de apoyo para peregrinos. En El Provencio, por ejemplo, existe un “hospitalero”, una figura tradicional del Camino que ofrece ayuda y alojamiento a los caminantes que pasan por allí. “Cada persona que me encuentro me enseña algo. A veces alguien me ofrece posada, otras veces monto mi tienda en un lugar tranquilo y duermo bajo las estrellas”, explica Richard.
Su paso por Socuéllamos es solo una etapa más en un viaje que promete ser largo y lleno de experiencias. Le quedan aún muchas jornadas por delante, pero su entusiasmo y su determinación son firmes. “No tengo prisa. Lo importante no es llegar, sino disfrutar del camino”, afirma.
Con historias como la de Richard, el Camino de Santiago demuestra una vez más que no hay una sola manera de recorrerlo, pero todas tienen algo en común: el deseo de avanzar, conocerse y descubrir la bondad que aún se esconde en cada rincón del mundo.

