Aurelio Agustín de Hipona, nació en Tagaste, ciudad cercana a Cartago en el año 354 y falleció en Hipona (la moderna Annaba, en Argelia); corría el año 430. En España se celebra su festividad el 28 de agosto.

Cuando Agustín nació, no habían pasado ni cincuenta años desde que Constantino I había legalizado el culto cristiano. Tras la implantación del cristianismo como religión oficial del imperio por Teodosio I El Grande surgieron múltiples interpretaciones de los evangelios. Según Agustín, la herejía es la mala comprensión de la fe, por lo que es un problema de carácter racional, aunque no todo error lo es. En su tratado Herejías distingue 88.
Se le considera uno de los cuatro Padres de la Iglesia occidental, a pesar de que tuvo una juventud rebelde e inquieta, años en los que llegó a profesar el maniqueísmo1 durante nueve años. Su madre, Santa Mónica, lloraba apenada por el error en el que vivía su hijo, hasta que una noche tuvo una visión en la que un joven se le acercó y dijo: “Ten seguridad de que donde tú estés estará él”. Por ello le siguió hasta Roma y Milán. Angustiado por la duda, se sentó un día debajo de una higuera y, mientras lloraba, oyó una voz que le decía “toma y lee”. Así lo hizo comenzando por la “Epístola a los romanos” de San Pablo. Fue, por fin, bautizado en el cristianismo por San Ambrosio en el año 387.
De nuevo en Tagaste, fundó el primer monasterio agustiniano y en el año 395 fue consagrado obispo de Hipona donde moriría durante el asedio de los vándalos. Incluso durante su agonía curó a un enfermo. El cuerpo de San Agustín fue llevado a Cerdeña, y a principios del siglo VIII fue trasladado a Pavía.
De su producción literaria destacamos “La Confesiones”, obra autobiográfica y que constituye la fuente principal de su iconografía. Al margen de la historicidad de esta obra, a principios del siglo XIII surge la leyenda del encuentro con el Niño Jesús en la playa cuando éste intenta introducir el agua del mar en un hoyo con la ayuda de una concha. San Agustín le dice que eso es tarea imposible, a lo que el Niño le replica que no menos que encerrar el misterio de la Trinidad en un razonamiento humano.
En sus representaciones como escritor y Doctor de la Iglesia lleva el libro y la pluma; y una maqueta de iglesia en su calidad de fundador. A menudo lleva un corazón llameante en la mano como símbolo de su total entrega a Dios. Desde el siglo XVI, en ocasiones, el corazón está traspasado por flechas; en este caso el atributo se inspira en un pasaje de las “Confesiones”. Por último, el episodio del encuentro con el Niño Jesús en la playa puede quedar reducido también a simple atributo, sobre todo en el Barroco.
En cuanto a su aspecto físico, hasta el siglo XVI aparece joven y sin barba, pero a partir de entonces se impone el tipo patriarcal, maduro y barbado. Puede vestir indistintamente como obispo, como monje agustino con el hábito negro y un cinturón de cuero, o con una mezcla de ambas indumentarias. Es frecuente su representación como figura asilada o formando conjunto con los otros Padres de la Iglesia Latina.
San Agustín es considerado el patrono de los que buscan a Dios, ya que su propia búsqueda espiritual y conversión lo convierten en un modelo de transformación espiritual y encuentro con lo divino. También es considerado patrono de los teólogos y filósofos debido a su profundo análisis de cuestiones teológicas y filosóficas.
En las Relaciones Topográficas de Felipe II, pregunta número 52, se puede leer lo siguiente:
52. En la villa de Socuéllamos se guardan las fiestas de Nuestra Señora de las Nieves y de San Sebastián y de San Agustín. La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves y San Sebastián guárdanse [desde] antiguamente y dicen que se votaron y juraron por razón de la pestilencia. La fiesta de San Agustín la juró esta villa por el infortunio que está dicho de la langosta, echando suertes entre los doctores de la Iglesia y cupo la suerte a este bienaventurado santo. En todas [las] tres fiestas es costumbre (en) SOCUÉLLAMOS 862 RELACIONES TOPOGRÁFICAS DE FELIPE II y el juramento de ellas y voto parece haber sido así, de que en la vigilia no se mate carne en la carnicería pública ni se dé sin obligar a los vecinos a ayuno ni a pecado, sino que en su casa coma cada uno lo que tuviere por bien.
Justificación. Este relato se lo dedicamos a mi amigo Antonio y sus hermanos, quienes en cuatro generaciones, ya cuentan en su familia con cinco varones con el nombre de Agustín.
Benito Cantero Ruiz. Catedrático de Geografía e Historia y Doctor en Antropología
1 Maniqueísmo es el nombre que recibe la religión universalista fundada por el sabio persa Mani(o Manes; c. 215-276), quien decía ser el último de los profetas enviados por Dios a la humanidad, siguiendo a Zoroastro, Buda y Jesús. Parte de su esencia doctrinal se funda en comprender que existen dos principios creadores en conflicto constante: el bien y el mal. Por ello, por extensión y de manera peyorativa también se usa este término para referirse a la «tendencia a reducir la realidad a una oposición radical entre lo bueno y lo malo».