Con este artículo tenemos intención de comenzar un recorrido biográfico-iconográfico de cada una de las pequeñas imágenes que se encuentran alojadas en las hornacinas que componen el retablo mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Socuéllamos. Las dos calles laterales del retablo tienen mediorrelieves: en la parte izquierda (lado del Evangelio) hay escenas de la Virgen y juventud de Jesús, excepto la última superior en la que se representa la resurrección de Cristo; y la de la parte derecha (lado de la Epístola) contiene escenas de la pasión del Señor, rematándose con la Ascensión.
Es en las doce hornacinas laterales y en las seis interiores, a modo de divisorias de cada una de las citadas calles, donde se disponen las veinte imágenes objeto de nuestro análisis. Habría que añadir a estas, las dos esculturas superiores que flanquean el ático del retablo, representando a San Pedro y San Pablo (Evangelio y Epístola respectivamente).
La lectura la iniciaremos desde la primera hornacina, inferior (lado del Evangelio) en sentido ascendente, sumando sus tres paralelas, a partir de la quinta hornacina. Terminado el recorrido, haremos lo propio con el conjunto del lado de la Epístola y las otras tres paralelas de dicho lado.
Para terminar esta introducción y haciéndolo válido para el resto de las entregas, debo decir que el fundamento de estos relatos está basado en obras clave de vidas de santos y de iconografía. Algunas de las utilizadas han sido: Juan Carmona Muela. Iconografía cristiana. Madrid. Istmo. 1998; Juan Ferrando Roig. Iconografía de los Santos. Barcelona. Omega. 1950; Erwin Panofsky. Estudios sobre iconología 1939 Madrid. Alianza. 2008; y Santiago Vorágine. La Leyenda Dorada. Madrid. Alianza. 1982.

Santa Isabel de Hungría. Nació el 7 de julio de 1207 en Marburgo, Alemania y falleció el 17 de noviembre de 1231, día de su festividad. Fue una princesa húngara y terciaria franciscana. Canonizada por la Iglesia Católica y nombrada patrona de la orden tercera de San Francisco de Asís.
Hija de Andrés II de Hungría; cuando tenía cuatro años fue llevada a la corte del duque de Turingia, con quien su familia la había prometido, y se casó con el duque en 1221, cuando ya había cumplido los catorce años. Durante la carestía que asoló Turingia en el año 1225, santa Isabel fundó un hospital cerca de su castillo de Marburgo y todos los días bajaba a pie para atender con sus propias manos las necesidades de los enfermos y mendigos que llegaban en demanda de ayuda, desoyendo muchas veces las advertencias de sus criadas, que no podían soportar el hedor que despedían las heridas y las pústulas de muchos de ellos.
En 1227, con la muerte del conde de Calabria, no sólo quedó viuda, sino que fue despojada de todos sus bienes y títulos por el príncipe Enrique, hermano del difundo y sucesor en el condado de Turingia. Tomo entonces el hábito de la Orden tercera de San Francisco, organización de laicos que querían imitar la vida de su santo fundador y ejercer obras de caridad. Murió a los veinticuatro años, siendo enterrada en el hospital que ella misma había fundado. Fue canonizada en 1235 por el papa Gregorio IX, extendiéndose su culto muy rápidamente y profundamente desde los territorios germánicos, polacos, húngaros, checos, hasta los italianos, ibéricos y franceses. Casi inmediatamente después de su muerte, Santa Isabel pasó a ser una santa patrona de la Orden de los Caballeros Teutónicos junto a la Virgen María y San Jorge. Santa Isabel de Hungría es la Santa Patrona de la ciudad de Bogotá, capital de la República Colombiana país donde se encuentra la reliquia de su cráneo, el cual había llegado a Bogotá de manos de Mons. Luis Zapata de Cárdenas quien fuese hacia el año 1573 el Arzobispo Metropolitano de Santafé de Bogotá. Antes de su destino final en Colombia, la reliquia ya había recorrido un largo camino. La reforma protestante en los estados alemanes había causado, entre otras cosas, la profanación de los restos de la santa, antes venerados en la Catedral de Marburgo. Pero un descendiente de Isabel de Hungría, Felipe I de Hesse, las retuvo consigo hasta 1548, cuando el Rey Carlos V lo obliga a restituirlos. Parte de las reliquias fueron entregadas a Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II, quien se las confía al Arzobispo Zapata de Cárdenas. También comparte patrocinio en el oficio de la enfermería con San Camilo y San Juan de Dios.
Los atributos con los que la podemos ver representando son una o tres coronas, para significar que su vida transcurrió en los tres estados de virtud: virgen, esposa y viuda. También con flores en su regazo, alusivas al milagro de la conversión del pan en rosas cuando el príncipe Enrique la sorprendió de la cocina del castillo. Excepcionalmente con una jarra, crucifijo o disciplinas.
Si bien no es caso de la imagen que aquí tratamos, suele vestir hábito franciscano con el cordón anudado en la cintura y normalmente cubre su cabeza con toca blanca que usaban las viudas. /