Santoral del 1 de noviembre. Audomaro, Austremonio, Benigno, Cesáreo, Cirenia, Licinio, Magno, Marcelo, Maturino, Pedro, Rómulo, Severino y Vigor.

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1 de noviembre, mes dedicado a la oración por las Almas del Purgatorio. Día de todos los Santos.

Felicitamos a los que se llaman Audomaro, Austremonio, Benigno, Cesáreo, Cirenia, Licinio, Magno, Marcelo, Maturino, Pedro, Rómulo, Severino y Vigor.


Salmo

Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Palabra del Señor


Hoy es un día especial porque celebramos a todos aquellos que ya están en el cielo, es decir, son santos pero no aparecen en el santoral.
La Iglesia se divide en:

  • Iglesia Militante, que somos los que aún deambulamos por la tierra.
  • Iglesia Purgante, que son los que habiendo muerto aún no tienen la perfección necesaria para acceder al Cielo y expían sus culpas en espera de esa perfección.
  • Y por último, la Iglesia Triunfante que son los que ya gozan de la visión beatífica. Hoy sería la fiesta de estos últimos.

El día 2, es decir, mañana, sería el día en que la Iglesia Militante (nosotros) pedimos por los de la Iglesia Purgante, ya que los que están en el Purgatorio no pueden hacer méritos para acelerar su paso al Cielo y dependen de nuestras oraciones. Hoy en día rezar por las ánimas está muy olvidado pero es una devota costumbre que sería necesario revitalizar.

San Audomaro de Théouranne, que, siendo discípulo de san Eustasio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana (s. VII).

San Austremonio de Avernia, obispo, que, según la tradición, predicó en esta ciudad la palabra de la salvación.

San Benigno de Dijón, venerado como presbítero y mártir.

San Cesáreo de Tarracina mártir.

Santa Cirenia mártir.

San Licinio de Anjou, obispo, a quien el papa san Gregorio I Magno encomendó los monjes que se dirigían a Inglaterra (s. VII).

San Magno de Milán, obispo (s. VI).

San Marcelo de París, obispo (s. IV).

San Maturino de Larchant, presbítero (s. VII).

San Pedro del Barco, presbítero, que vivió retirado en la soledad junto al río Tormes (s. XII).

San Rómulo de Bourges, presbítero y abad (s. V).

San Severino de Tívoli, monje (c. s. VI).

San Vigor de Bayeux obispo, discípulo de san Vedasto. (s. VI).

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Felicitamos a los que se llaman Audomaro, Austremonio, Benigno, Cesáreo, Cirenia, Licinio, Magno, Marcelo, Maturino, Pedro, Rómulo, Severino y Vigor.


Salmo

Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Palabra del Señor


Hoy es un día especial porque celebramos a todos aquellos que ya están en el cielo, es decir, son santos pero no aparecen en el santoral.
La Iglesia se divide en:

  • Iglesia Militante, que somos los que aún deambulamos por la tierra.
  • Iglesia Purgante, que son los que habiendo muerto aún no tienen la perfección necesaria para acceder al Cielo y expían sus culpas en espera de esa perfección.
  • Y por último, la Iglesia Triunfante que son los que ya gozan de la visión beatífica. Hoy sería la fiesta de estos últimos.

El día 2, es decir, mañana, sería el día en que la Iglesia Militante (nosotros) pedimos por los de la Iglesia Purgante, ya que los que están en el Purgatorio no pueden hacer méritos para acelerar su paso al Cielo y dependen de nuestras oraciones. Hoy en día rezar por las ánimas está muy olvidado pero es una devota costumbre que sería necesario revitalizar.

San Audomaro de Théouranne, que, siendo discípulo de san Eustasio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana (s. VII).

San Austremonio de Avernia, obispo, que, según la tradición, predicó en esta ciudad la palabra de la salvación.

San Benigno de Dijón, venerado como presbítero y mártir.

San Cesáreo de Tarracina mártir.

Santa Cirenia mártir.

San Licinio de Anjou, obispo, a quien el papa san Gregorio I Magno encomendó los monjes que se dirigían a Inglaterra (s. VII).

San Magno de Milán, obispo (s. VI).

San Marcelo de París, obispo (s. IV).

San Maturino de Larchant, presbítero (s. VII).

San Pedro del Barco, presbítero, que vivió retirado en la soledad junto al río Tormes (s. XII).

San Rómulo de Bourges, presbítero y abad (s. V).

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