Santoral del 10 de octubre. Tomás, Cernobio, Claro, Eulampia, Eulampio, Gereón, Juan, Paulino, Pinito, Tanca y Telquilde.

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10 de octubre. Mes dedicado al Santo Rosario. Viernes de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Día del patrón principal de la diócesis de Ciudad Real, santo Tomás de Villanueva.

Felicidades a los que se llaman Tomás, Cernobio, Claro, Eulampia, Eulampio, Gereón, Juan, Paulino, Pinito, Tanca y Telquilde.


Salmo

El Señor juzgará el orbe con justicia


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,15-26):

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: «Volveré a la casa de donde salí.» Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»

Palabra del Señor


Santo Tomás de Villanueva, santo ciudarealeño nacido en Fuenllana, un pueblo muy pequeño que hay al lado de Villanueva de los Infantes de la cual tomaría el nombre. De padres caritativos aprendió de ellos el amor por los pobres de manera que si se descuidaban no les quedaba una gallina en el gallinero porque se las daba a los pobres. A los quince años fue enviado a estudiar a Alcalá donde cultivó su inteligencia natural que era especialmente lúcida y donde le dejaron una profunda impronta humanística. Se hace fraile agustino (a la vez que Lutero se salía por peteneras) y empieza una carrera eclesiástica favorecido por Carlos V que siente por él una gran predilección y le nombra predicador y consejero suyo.
El emperador Carlos V le había ofrecido el nombramiento de arzobispo de Granada pero él no lo aceptó. Un día el emperador le dijo a su secretario: Escriba: "Arzobispo de Valencia, será el Padre…", y le dictó el nombre de otro sacerdote. Cuando fue a firmar el decreto leyó que el secretario había escrito: "Arzobispo de Valencia, Tomás de Villanueva". "¡Pero este no fue el que yo le dicté!", dijo el emperador. "Perdone, señor" – le respondió el secretario. "Me pareció haberle oído ese nombre. Pero lo borraré". "No, no lo borre, dijo Carlos V, el otro era el que yo pensaba elegir, pero éste es el que Dios quiere que sea elegido". Y mandó que lo llamaran para darle noticia del nombramiento. Tomás se negó a obedecer al emperador. Sólo aceptó tan alto cargo cuando su superior se lo mandó bajo obediencia.
Al llegar a Valencia se encuentra la diócesis en un estado deplorable, y se proponer cambiar la situación. Lo que más le interesaba era transformar a sus sacerdotes. A los menos cumplidores se los ganaba a base de consejos y peticiones amables y los hacía mejorar.
Le costó mucho al clero catedralicio que aceptara un sombrero de seda, pero a él le parecía que los pobres se lo reclamaban. Y muchas veces enseñaba el sombrero con sonrisa de burla, diciendo:”Aquí tenéis mí dignidad episcopal. Mis señores, los canónigos, han creído que no podía ser obispo sin esto”.
Fue el “predicador” más grande de su tiempo, pero su fuerza más que en la palabra, la ejercía con el ejemplo de su vida, que es lo que definitivamente convencía.
Será llamado el “San Bernardo español” por su profundidad teológica sobre la Virgen. Se distinguió por su asistencia a los pobres y enfermos y decía que la cama de un enfermo es como la zarza ardiente de Moisés, en la cual se logra encontrar con Dios y hablar con Él, entre las espinas de incomodidad que lo rodean. La evangelización a los moriscos y la dedicación a la juventud, también acaparó parte de sus energías.
En septiembre de 1555 sufrió una angina de pecho e inflamación de la garganta. Mandó repartir entre los pobres todo el dinero que había en su casa. Hizo que le celebrara la Misa en su habitación, y exclamó: "Que bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra, nos regala su cielo para siempre". Y murió cuando tenía 66 años

San Cerbonio de Populonia obispo, vivió en tiempos de las invasiones lombardas, huyó de la Toscana a la isla de Elba. (s. VI).

San Claro de Nantes, venerado como primer obispo de esta ciudad (s. IV).

Santa Eulampia y san Eulampio de Nicomedia mártires, eran hermanos y murieron en la época de Galerio (año 310). Entre otras torturas de las que salían indemnes ambos fueron sometidos a un baño de aceite hirviente del que salieron rejuvenecidos (no lo intenten en casa), al ver este milagro se convirtieron 200 de los presentes y todos acabaron decapitados. (s. IV).

San Gereón y compañeros mártires, eran de Colonia, ofrecieron su cuello a la espada por defender la verdadera piedad (s. IV).

San Juan de Brindlington presbítero, inglés agustino, prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad. (s. XIV)

San Paulino de Rochester, obispo de York, que siendo monje y discípulo del papa [san Gregorio I Magno], fue enviado a Inglaterra para predicar el Evangelio, convirtiendo a Edwino, rey de Northumbria, lavando con las aguas del bautismo a todo su pueblo. (s. VII)

San Pinito, obispo de Cnosos, en la isla de Creta, que, bajo los emperadores Marco Antonino Vero y Lucio Aurelio Cómodo (lo que salen en la película Gladiator), se distinguió por sus escritos acerca de la fe y por su preocupación por el crecimiento de la grey que se le había encomendado (s. II).

Santa Tanca, virgen y mártir, que, como narra la tradición, por defender su virginidad no dudó en aceptar la muerte (s. VI/VII).

Santa Telquilde de Jouarre , abadesa, la cual, de familia noble y notable por sus méritos y austera en sus costumbres, enseñó a las vírgenes sagradas a salir al encuentro de Cristo con las lámparas encendidas (s. VII).

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Santoral del 10 de octubre. Tomás, Cernobio, Claro, Eulampia, Eulampio, Gereón, Juan, Paulino, Pinito, Tanca y Telquilde.

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10 de octubre. Mes dedicado al Santo Rosario. Viernes de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Día del patrón principal de la diócesis de Ciudad Real, santo Tomás de Villanueva.

Felicidades a los que se llaman Tomás, Cernobio, Claro, Eulampia, Eulampio, Gereón, Juan, Paulino, Pinito, Tanca y Telquilde.


Salmo

El Señor juzgará el orbe con justicia


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,15-26):

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: «Volveré a la casa de donde salí.» Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»

Palabra del Señor


Santo Tomás de Villanueva, santo ciudarealeño nacido en Fuenllana, un pueblo muy pequeño que hay al lado de Villanueva de los Infantes de la cual tomaría el nombre. De padres caritativos aprendió de ellos el amor por los pobres de manera que si se descuidaban no les quedaba una gallina en el gallinero porque se las daba a los pobres. A los quince años fue enviado a estudiar a Alcalá donde cultivó su inteligencia natural que era especialmente lúcida y donde le dejaron una profunda impronta humanística. Se hace fraile agustino (a la vez que Lutero se salía por peteneras) y empieza una carrera eclesiástica favorecido por Carlos V que siente por él una gran predilección y le nombra predicador y consejero suyo.
El emperador Carlos V le había ofrecido el nombramiento de arzobispo de Granada pero él no lo aceptó. Un día el emperador le dijo a su secretario: Escriba: "Arzobispo de Valencia, será el Padre…", y le dictó el nombre de otro sacerdote. Cuando fue a firmar el decreto leyó que el secretario había escrito: "Arzobispo de Valencia, Tomás de Villanueva". "¡Pero este no fue el que yo le dicté!", dijo el emperador. "Perdone, señor" – le respondió el secretario. "Me pareció haberle oído ese nombre. Pero lo borraré". "No, no lo borre, dijo Carlos V, el otro era el que yo pensaba elegir, pero éste es el que Dios quiere que sea elegido". Y mandó que lo llamaran para darle noticia del nombramiento. Tomás se negó a obedecer al emperador. Sólo aceptó tan alto cargo cuando su superior se lo mandó bajo obediencia.
Al llegar a Valencia se encuentra la diócesis en un estado deplorable, y se proponer cambiar la situación. Lo que más le interesaba era transformar a sus sacerdotes. A los menos cumplidores se los ganaba a base de consejos y peticiones amables y los hacía mejorar.
Le costó mucho al clero catedralicio que aceptara un sombrero de seda, pero a él le parecía que los pobres se lo reclamaban. Y muchas veces enseñaba el sombrero con sonrisa de burla, diciendo:”Aquí tenéis mí dignidad episcopal. Mis señores, los canónigos, han creído que no podía ser obispo sin esto”.
Fue el “predicador” más grande de su tiempo, pero su fuerza más que en la palabra, la ejercía con el ejemplo de su vida, que es lo que definitivamente convencía.
Será llamado el “San Bernardo español” por su profundidad teológica sobre la Virgen. Se distinguió por su asistencia a los pobres y enfermos y decía que la cama de un enfermo es como la zarza ardiente de Moisés, en la cual se logra encontrar con Dios y hablar con Él, entre las espinas de incomodidad que lo rodean. La evangelización a los moriscos y la dedicación a la juventud, también acaparó parte de sus energías.
En septiembre de 1555 sufrió una angina de pecho e inflamación de la garganta. Mandó repartir entre los pobres todo el dinero que había en su casa. Hizo que le celebrara la Misa en su habitación, y exclamó: "Que bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra, nos regala su cielo para siempre". Y murió cuando tenía 66 años

San Cerbonio de Populonia obispo, vivió en tiempos de las invasiones lombardas, huyó de la Toscana a la isla de Elba. (s. VI).

San Claro de Nantes, venerado como primer obispo de esta ciudad (s. IV).

Santa Eulampia y san Eulampio de Nicomedia mártires, eran hermanos y murieron en la época de Galerio (año 310). Entre otras torturas de las que salían indemnes ambos fueron sometidos a un baño de aceite hirviente del que salieron rejuvenecidos (no lo intenten en casa), al ver este milagro se convirtieron 200 de los presentes y todos acabaron decapitados. (s. IV).

San Gereón y compañeros mártires, eran de Colonia, ofrecieron su cuello a la espada por defender la verdadera piedad (s. IV).

San Juan de Brindlington presbítero, inglés agustino, prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad. (s. XIV)

San Paulino de Rochester, obispo de York, que siendo monje y discípulo del papa [san Gregorio I Magno], fue enviado a Inglaterra para predicar el Evangelio, convirtiendo a Edwino, rey de Northumbria, lavando con las aguas del bautismo a todo su pueblo. (s. VII)

San Pinito, obispo de Cnosos, en la isla de Creta, que, bajo los emperadores Marco Antonino Vero y Lucio Aurelio Cómodo (lo que salen en la película Gladiator), se distinguió por sus escritos acerca de la fe y por su preocupación por el crecimiento de la grey que se le había encomendado (s. II).

Santa Tanca, virgen y mártir, que, como narra la tradición, por defender su virginidad no dudó en aceptar la muerte (s. VI/VII).

Santa Telquilde de Jouarre , abadesa, la cual, de familia noble y notable por sus méritos y austera en sus costumbres, enseñó a las vírgenes sagradas a salir al encuentro de Cristo con las lámparas encendidas (s. VII).

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