15 noviembre, mes dedicado a la oración por las santas almas del Purgatorio. Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario
Felicidades a los que se llaman Alberto, Eugenio, Desiderio, Fidenciano, Fintano, Gurias, José, Leopoldo, Maclovio, Rafael y Sidonio.
Salmo
Recordad las maravillas que hizo el Señor
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario.» Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.»»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Palabra del Señor
San Alberto Magno, obispo y doctor en Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, esforzándose asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, pero al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica.
San Eugenio de Toledo obispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica.
San Desiderio de Cahors obispo
San Fidenciano y compañeros mártires. En Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales sólo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria (s. III/IV).
San Fintano de Rheinau procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero después se recluyó en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios.
San Gurias y san Samona de Edesa bajo el imperio de Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y degollados.
San José Mkasa Balikuddembé mártir, de Uganda que estando al frente del palacio real, recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, y, debido a esto, el rey, enfurecido, ordenó degollarle a los veinticinco años de edad en 1885.
San Leopoldo el piadoso de Klosterneuburg, en Austria, príncipe de esa provincia, a quien se honró, aún en vida, con el sobrenombre de «Piadoso», pues fue siempre obrador de la paz y amigo de los pobres y del clero.
San Maclovio de Alet o Macuto, obispo que, nacido en Cambria, murió en Saintes.
San Rafael de San José Kalinowski presbítero polaco, que en la insurrección del pueblo contra el opresor ruso durante la guerra, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia, y después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual promovió notablemente.
San Sidonio de Rouen abad



























