29 de agosto. Mes dedicado a la devoción al Inmaculado Corazón de María. MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA. Viernes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.
Felicidades a los que se llaman Martirio, Adelfo, Basila, Mederico, Sabina, Sebbo, Teresa y Víctor.
Salmo
Alegraos, justos, con el Señor
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!» Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.» Pero las sensatas contestaron: «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.» Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos.» Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco.» Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»
Palabra del Señor
Martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad (s. I).
San Adelfo obispo de Metz (s. V).
Santa Basila de Sirmio (s. III/IV).
San Mederico de Autun, presbítero y abad de Autun, que vivió en un paraje retirado, cerca de la ciudad (s. VII).
Santa Sabina de Roma, cuya iglesia titular construida en el monte Aventino lleva su nombre, digno de veneración (s. V).
San Sebbo de Inglaterra, que, siendo rey de los sajones orientales, muy devoto del Señor, dejó el reinado y quiso morir con el hábito monacal, que largo tiempo había deseado (s. VII).
Santa Teresa Bracco, virgen y mártir, que en tiempo de guerra, estando trabajando en el campo, murió a causa de las heridas que le causaron los golpes de unos soldados, al defender valientemente su castidad. (s. XX).
San Víctor de Nantes, solitario, que vivió recluido en un pequeño oratorio, construido por él mismo junto a Bonchamp (s. VII).