Santoral del 29 de noviembre. Saturnino, Álvaro, Brandán, Demetrio, Filomeno, Iluminada, Jacobo, Paramón y Rabdobo.

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29 de noviembre. Mes dedicado a la oración por las santas almas del Purgatorio.Viernes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario.

Salmo: He aquí la morada de Dios entre los hombres.

Hoy celebran su onomástica los que se llaman Saturnino, Álvaro, Brandán, Demetrio, Filomeno, Iluminada, Jacobo, Paramón y Rabdobo.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor

San Saturnino de Tolosa obispo y mártir en tiempo de Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad y arrastrando por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo hacia el año 250.

San Álvaro Pelagio. Nació en España, cuando la familia y los profesores vieron que era muy inteligente, lo enviaron a estudiar a la prestigiosa universidad de Bolonia. Aquí cursó la carrera de Derecho e hizo el doctorado. Pero en su interior aspiraba a otra ciencia más sublime. Rezó y meditó muchas hora ante el sagrario para ver si tenía o no vocación para la vida franciscana. Tras un tiempo, ingresó en esta Orden religiosa. Lo mandaron a que estudiase teología a París. Una vez que terminó sus estudios, le dieron el cargo de profesor en Todi, Perugia y en el monasterio de Mont–Averno.
Desde este retiro solía ejercer el ministerio de la predicación. Dios lo bendecía con muchas conversiones, especialmente en Florencia y Pisa. Fue también a predicar a Roma, en donde se hizo notable, tanto por su erudición como por su elocuencia. El Papa Juan XXII lo hizo penitenciario y le nombró obispo de Corone y del Algarbe portugués. Sus restos reposan en el convento de Santa Clara en Sevilla. Siglo XIV.

San Brandán

San Demetrio

San Filomeno mártir, que en la persecución bajo el emperador Aureliano, y siendo prefecto Félix, después de arrojarlo al fuego le acribillaron manos, pies y cabeza con clavos y así consumó su martirio, según se refiere (s. III).

Santa Iluminada virgen (s. IV)

San Jacobo obispo de Osrhoene, en Mesopotamia, que ilustró con su fe purísima a esta Iglesia por medio de sus sermones, homilías y traducciones, y es reconocido por los sirios como doctor y columna de la Iglesia, junto con san Efrem. (s. VI)

San Paramón mártir.

San Radbodo obispo de Utrech, pastor docto y prudente, que murió visitando a los campesinos.(s. X)

San Saturnino de Cartago. Sus restos están Roma, en el cementerio de Trasón, en la vía Salaria Nueva. Saturnino, según refiere el papa san Dámaso, bajo el emperador Decio, por confesar a Cristo, en su misma patria fue atormentado en el potro y, expatriado a Roma, después de superar otros atroces tormentos, convirtió a la fe al tirano Graciano y alcanzó, decapitado, la corona del martirio. (s. III).

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Santoral del 29 de noviembre. Saturnino, Álvaro, Brandán, Demetrio, Filomeno, Iluminada, Jacobo, Paramón y Rabdobo.

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29 de noviembre. Mes dedicado a la oración por las santas almas del Purgatorio.Viernes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario.

Salmo: He aquí la morada de Dios entre los hombres.

Hoy celebran su onomástica los que se llaman Saturnino, Álvaro, Brandán, Demetrio, Filomeno, Iluminada, Jacobo, Paramón y Rabdobo.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor

San Saturnino de Tolosa obispo y mártir en tiempo de Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad y arrastrando por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo hacia el año 250.

San Álvaro Pelagio. Nació en España, cuando la familia y los profesores vieron que era muy inteligente, lo enviaron a estudiar a la prestigiosa universidad de Bolonia. Aquí cursó la carrera de Derecho e hizo el doctorado. Pero en su interior aspiraba a otra ciencia más sublime. Rezó y meditó muchas hora ante el sagrario para ver si tenía o no vocación para la vida franciscana. Tras un tiempo, ingresó en esta Orden religiosa. Lo mandaron a que estudiase teología a París. Una vez que terminó sus estudios, le dieron el cargo de profesor en Todi, Perugia y en el monasterio de Mont–Averno.
Desde este retiro solía ejercer el ministerio de la predicación. Dios lo bendecía con muchas conversiones, especialmente en Florencia y Pisa. Fue también a predicar a Roma, en donde se hizo notable, tanto por su erudición como por su elocuencia. El Papa Juan XXII lo hizo penitenciario y le nombró obispo de Corone y del Algarbe portugués. Sus restos reposan en el convento de Santa Clara en Sevilla. Siglo XIV.

San Brandán

San Demetrio

San Filomeno mártir, que en la persecución bajo el emperador Aureliano, y siendo prefecto Félix, después de arrojarlo al fuego le acribillaron manos, pies y cabeza con clavos y así consumó su martirio, según se refiere (s. III).

Santa Iluminada virgen (s. IV)

San Jacobo obispo de Osrhoene, en Mesopotamia, que ilustró con su fe purísima a esta Iglesia por medio de sus sermones, homilías y traducciones, y es reconocido por los sirios como doctor y columna de la Iglesia, junto con san Efrem. (s. VI)

San Paramón mártir.

San Radbodo obispo de Utrech, pastor docto y prudente, que murió visitando a los campesinos.(s. X)

San Saturnino de Cartago. Sus restos están Roma, en el cementerio de Trasón, en la vía Salaria Nueva. Saturnino, según refiere el papa san Dámaso, bajo el emperador Decio, por confesar a Cristo, en su misma patria fue atormentado en el potro y, expatriado a Roma, después de superar otros atroces tormentos, convirtió a la fe al tirano Graciano y alcanzó, decapitado, la corona del martirio. (s. III).

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