Ya se acerca el final de nuestra aventura en África. Sentimos una mezcla de emociones al pensar en todo lo que vamos a dejar atrás, pero también muchas ganas de reencontrarnos con los nuestros. Han sido días de despedidas, lágrimas y alegrías. Hemos dado mucho, pero hemos recibido infinitamente más, multiplicado por mil.
Muy pronto emprenderemos el camino de regreso, y sabemos que nuestra vida ya no será la misma después de esta experiencia. En cada rostro que hemos encontrado, hemos visto al mismo Cristo encarnado.
Queremos dar las gracias a todos los voluntarios y al equipo de la Fundación Siempre Adelante por lo bien que nos han cuidado y por hacernos todo tan fácil. Gracias también por cada sonrisa y cada abrazo que hemos recibido desde que nos levantábamos hasta que nos íbamos a dormir.
