“Sobre la envidia (II)” de Benito Cantero

La envidia es algo que todos conocemos. Cuando vemos a alguien que tiene algo que a nosotros nos gustaría tener, emerge una reacción natural humana que se llama envidia. ¿Se puede vencer? Sí, si reconocemos que la tenemos; para ello es preciso humillarnos a nosotros mismos y reconocer que está ahí, en el trabajo, en la escuela, en nuestra pareja, familia...; de ahí que no sea difícil identificar a una persona envidiosa. Como ya dijimos, se siente incómoda si alguien que conoce logra éxito, tiene tendencia a criticar a esta persona o sus imaginados “rivales” lanzando barro, deteriorando la imagen de otros por medio de la crítica, haciendo todo esfuerzo para reducirlos a la más mínima expresión. Por tanto, procura maximizar sus logros y minimiza los de los demás.

Ignacio Morgado añade que la envidia puede ser más fuerte y corrosiva cuando se genera de arriba abajo, cuando es el superior quien envidia al inferior; una envidia que puede agravarse cuando el inferior es más joven, o más listo, o más guapo. Este tipo de envidias se dan especialmente en el trabajo y en todas las relaciones sociales jerarquizadas. Una suerte de envidia proximal que generan los éxitos de los propios compañeros. En este tipo de envidia las felicitaciones o el comportamiento hipócrita de los compañeros puede no ser más que una tapadera de su envidioso sentimiento. Envidia maligna que se relaciona con las deshonestidad y con la conducta inmoral y que tiende siempre a derrotar y hacer caer al envidiado, tratando de infravalorar sus logros o su éxito. Otro recurso habitual consiste en afirmar ventajas extras que el envidiado ha tenido para conseguir su éxito. Llegando a haber situaciones en las que el envidioso no pierde ocasión de castigar psicológica o incluso físicamente al envidiado.

Lo apoteósico llega cuando el envidiado fracasa; es entonces cuando aparece la imagen especular de la envidia en todo su esplendor: la alegría y el regodeo del envidioso por el fracaso del envidiado; pudiendo incluso, el envidioso, llegar a sacrificar sus propias ganancias o logros para reducir los de sus oponentes.

Benito Cantero Ruiz. Catedrático de Geografía e Historia y Doctor en Antropología

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