Dejé tu cariño
que muriera en mí
porque estaba,
muerto en mi cuerpo
y era agonía en mi voz.
Sé que me distes tu primer beso
y yo que te regalé el cielo,
ni te odio ni te aborrezco
por todo lo que me has hecho.
Vivo solo sollozante
con las entrañas ardiendo,
buscando sombra y silencio
para arrojar mi vida
por el primer sumidero.
Mira cómo se enrojecen
las venas en mis manos
y en mis labios, y en la punta
de las yemas de mis dedos.
Tu olvido…
es ceniza de un amor roto
espina y flor
muere en mi corazón.



