Montilla volvió a convertirse el pasado sábado, 22 de noviembre, en el epicentro nacional del vino ecológico con la celebración de la cata oficial del Concurso de Vinos y Vinagres Ecológicos Ecoracimo 2025. El encuentro reunió a un jurado profesional que examinó más de 200 muestras procedentes de diez comunidades autónomas, una cifra que sitúa esta edición entre las más participativas de sus veintiséis años de historia y consolida al certamen como referente indiscutible para el sector ecológico español.
El concurso, organizado por Ecovalia, la Diputación de Córdoba y el Ayuntamiento de Montilla, contó también con el apoyo de AgroBank, VINAVIN, la Cátedra de Gastronomía de Andalucía y Etiquetas Macho. La dirección del panel de cata recayó en Rocío Márquez, al frente de un equipo de expertos de reconocido prestigio en el ámbito nacional.
Las bodegas y vinagrerías participantes representaron la diversidad vitivinícola de Andalucía, Navarra, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Islas Baleares, Islas Canarias, Aragón, Castilla y León y La Rioja. El jurado evaluó cuidadosamente la calidad, tipicidad y singularidad de cada propuesta ecológica.
Entre los galardonados con un Ecoracimo de Oro destacaron dos vinos elaborados en Socuéllamos, que lograron conquistar al jurado por su carácter y autenticidad. Uno de ellos fue Pago Delgado, un blanco ecológico Airén que, según la organización, «emerge como una expresión ejemplar de viticultura consciente». Criado en un entorno privilegiado y bajo un firme compromiso con la sostenibilidad, este vino refleja «la unión perfecta entre tradición, innovación y cuidado del medio ambiente».
Los viñedos ecológicos de Pago Delgado se cultivan en Socuéllamos siguiendo estrictos criterios de agricultura ecológica. La vendimia se realiza de forma selectiva en su punto óptimo y la intervención en bodega es mínima, permitiendo que el vino evolucione de manera natural y conserve intacta su identidad.
El segundo vino premiado fue Runrún, descrito por sus creadores como «un verso suelto». Se trata de un moscatel seco fermentado con sus pieles y criado en barrica de tinto, lo que le aporta una tonalidad anaranjada característica y una delicada tanicidad. Sus uvas proceden de la finca Tinedo, también en Socuéllamos, donde además se lleva a cabo todo su proceso de elaboración.
Con estos reconocimientos, los vinos ecológicos de Socuéllamos vuelven a situarse en primera línea dentro de un certamen que, año tras año, pone en valor el trabajo, la dedicación y la calidad creciente del sector ecológico español.
