19 de octubre. Mes del Santo Rosario. XXIX Domingo del Tiempo Ordinario.
Buenos días, hoy el santoral viene repleto de santos importantes y nombres muy curiosos. Debemos felicitar por su onomástica a quien se llame: Pablo, Pedro, Antonio Daniel, Aquilino, Asterio, Canuto, Carlos, Etbino, Felipe, Frideswida, Gabriel, Grato, Isaac, Joel, Juan, Nadal, Varo y Verano.
Salmo
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor
San Pedro de Alcántara, santo franciscano castellano. En la villa de Arenas, en la región española de Castilla, san Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que adornado con el don de consejo y de vida penitente y austera, reformó la disciplina regular en los conventos de la Orden en España, siendo consejero de santa Teresa de Jesús en su obra reformadora de la Orden de los Carmelitas. (s. XVI).
San Pablo de la Cruz presbítero, santo italiano que desde su juventud destacó por su vida penitente, su celo ardiente y su singular caridad hacia Cristo crucificado, al que veía en los pobres y enfermos. Fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de la Cruz y de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. (s. XVIII).
San Aquilino de Evreux, obispo, del cual la tradición dice que era soldado y que practicaba buenas obras, y que, con el consentimiento de su esposa, hizo voto de continencia y fue elegido obispo (s. VII).
San Asterio, mártir (o Eusterio) (s. III).
San Canuto de Dinamarca rey y mártir de ardiente celo, que dio gran esplendor al culto en su reino, promovió el estado clerical y asentó sólidamente las iglesias de Lund y Odense, siendo finalmente asesinado por unos sediciosos. (s. XI).
San Etbino de Bretaña monje solitario. (s. VI)
San Felipe Howard, mártir, que, siendo conde de Arundel y padre de familia, perdió gracia ante la reina Isabel I por haber abrazado la religión católica, a causa de lo cual fue encarcelado, llevando una vida de oración y penitencia, en la pobreza y en las pruebas, hasta alcanzar la corona del martirio. (s. XVII).
Santa Frideswida (o Fridesvinda) de Oxford abadesa virgen. (s XIII).
En Canadá intentando convertir a los hurones estos jesuitas fueron martirizados entre 1642 y 1649:
San Antonio Daniel, murió herido de flechas y después quemado por indios paganos defendiendo en la puerta de la iglesia a los indios convertidos.
San Carlos Garnier. Murió a base de hachazos.
San Gabriel Lalemant. Con celo valeroso difundió la gloria de Dios en el idioma de aquel lugar. Acabó torturado.
San Isaac Jogues, convertido en esclavo por los indígenas, le cortaron los dedos hasta que le abrieron la cabeza a hachazos.
San Juan de Brébeuf presbítero mártir.
San Nadal Chabanel asesinado por un apóstata mientras iba caminando por un bosque.
Hasta aquí los mártires de Canadá.
San Grato de Oloron, obispo, que, en tiempo de Alarico, rey arriano de los godos, participó en el Concilio de Agde para restaurar la Iglesia en esa región de la Galia (s. VI).
San Joel profeta, aparece en el Antiguo Testamento, que anunció el día grande del Señor y el misterio de la efusión del Espíritu sobre toda criatura, lo que Dios tuvo a bien hacer llegar a su pleno cumplimiento en la persona de Cristo el día de Pentecostés (s. IV a. C.).
San Varo de Egipto soldado mártir que, bajo el emperador Maximiano, al visitar y ayudar a seis santos eremitas encarcelados, sabiendo que un séptimo había muerto en el desierto, quiso ocupar su lugar, y con ellos, después de varios tormentos, adquirió la palma del martirio. (s. IV).
San Verano (o Verónico) de Caivallon obispo, que gozaba de gran autoridad, sobre todo por las curaciones de enfermos (s. VI).
