5 de noviembre, mes dedicado a la oración por las almas del Purgatorio. Miércoles de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario. Santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen.
Felicitamos a los que se llaman: Ángela, Isabel, Zacarías, Bertila, Domingo, Domnino, Fibicio, Geraldo, Guetnocio y Marcos.
Salmo
Dichoso el que se apiada y presta
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mio. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: «Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»
Palabra del Señor
Santa Ángela de la Cruz (Sor Ángela de la Cruz), nació en 1846 en Sevilla de familia humilde, a los 12 años entró a trabajar fabricando calzado permaneciendo allí hasta los 29 años.
Después de varios intentos de entrar en distintos conventos unos misteriosos vómitos se lo impedían hasta que decidió fundar la “Compañía de la Cruz”. Su obra se extendió rápidamente creando numerosos conventos localizados principalmente en Andalucía occidental y el sur de Extremadura, centrando siempre su actividad en la asistencia material y espiritual a pobres, enfermos, necesitados y niños huérfanos o sin hogar. Fue canonizada por Juan Pablo II. (s. XX)
Santa Isabel y san Zacarías eran los padres de san Juan Bautista, santa Isabel fue la que cuando fue visitada por la Virgen pronunció las palabras del Ave María: ¡Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!. San Zacarías era sacerdote en el templo de Jerusalén. Tras la aparición del arcángel Gabriel, perderá el habla por su débil fe hasta que menciona el nombre de su futuro hijo: Juan. Zacarías dudó porque tanto él como su mujer eran ancianos estériles que no podían tener hijos. De san Juan Bautista dijo Jesús que no había nacido otro como él hijo de varón. (s. I).
Santa Bertila de Chelles, primera abadesa del cenobio de Chelles. (s. VI).
Santo Domingo Mau presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que en la persecución bajo el emperador Tu Duc, por exhortar a los cristianos a la profesión de la fe llevando el rosario, por su fidelidad a Cristo fue conducido al patíbulo para ser degollado, con las manos juntas, como para subir al altar. (s. XIX).
Santo Domnino de Cesarea, mártir, joven médico, que en los comienzos de la persecución bajo el emperador Diocleciano, le condenaron a ser enviado a las minas de Fanesia, donde, tras padecer crueles vejaciones, fue entregado al fuego por orden del prefecto Urbano, en el año quinto de la persecución, por haberse mantenido firme en la confesión de la fe. (s. IV).
San Fibicio de Tréveris obispo. (s. VI).
San Geraldo de Beziers, obispo, varón de admirable honradez y sencillez, al que, siendo canónigo regular, se le obligó a aceptar el episcopado, en cuya dignidad fue aún más humilde. (s. XII).
San Guetnocio de Bretaña, hermano de san Winwaleo y san Jacuto. (s. VI).
San Marcos de Ecano obispo. (s. V).




























