Socuéllamos, el 'Ohio español'

- Publicidad -

Por si no lo sabían, Ohio (pronúnciese ‘Ojallo’) es un estado de los EEUU, su capital es Columbus y hay allí una ciudad que se llama Toledo (pronúnciese 'Cholido'). Aparte de esto, Ohio tiene la particularidad de que, a lo largo de la historia norteamericana, ningún presidente ha llegado a serlo sin ganar allí las elecciones. Es decir, que Ohio vendría a ser una especie de ‘mini-yo’ electoral de los EEUU.

La tesis que podríamos presentar hoy sería que Socuéllamos es una especie de Ohio ibérico, pero no tanto a un nivel electoral como sociológico. Expliquémoslo: fundamentalmente el paralelismo Socuéllamos-España lo podemos encontrar en el cainismo, esa conducta típica de algunas especies de animales que consiste en la aniquilación del hermano. Un pecado en el que hemos caído los españoles frecuentemente a lo largo de nuestra historia. Algunos estudiosos piensan que esto es debido a nuestra orografía llena de cadenas montañosas que separan nuestras regiones, hecho que ha impedido que nazca una verdadera unidad nacional. La guerra civil fue el último gran episodio de este fenómeno.

Este cainismo está a la orden del día en Socuéllamos. Hemos construido una realidad sociológica maniquea, un blanco y negro sin grises intermedios, sin matices, sobre la que definimos nuestra identidad, adscribiéndonos a algún partido, facción o camarilla. Y esto se da a muchos niveles: política, equipos deportivos, medios de comunicación, asociaciones, música, cofradías, comparsas de carnaval, etc… la lista sería muy larga. Lo peor de todo es que, hasta personas que intentan evitar verse involucradas acaban siendo arrastradas al enfrentamiento porque la ley que impera es la de ‘si no estás conmigo estás contra mí’. El resultado es que terminamos transformados en unos mezquinos y caricaturescos Montescos y Capuletos de Hacendado que provocaríamos risa si no fuera por el sufrimiento provocado en muchas personas y el freno que supone para llevar a cabo cualquier buena iniciativa o proyecto que necesite el apoyo unánime de toda nuestra sociedad.

Esto es muy triste porque empobrece enormemente nuestra convivencia. A veces, a muchas personas parece que les sobra una parte de la sociedad socuellamina y aspiran a la aniquilación, si no física, moral, de esos supuestos adversarios. El arma más utilizada para conseguir esa aniquilación es el boca a boca. Creamos una ‘leyenda negra’ de aquella persona o grupo al que queremos denigrar, mezclamos mentiras con verdades para dar una pátina de verosimilitud. Y si no mentimos, contamos la historia parcialmente, exagerando o tapando partes de manera interesada. El resultado es que ensuciamos la imagen de nuestra víctima, porque tristemente el refrán ‘calumnia que algo queda’ tiene mucho de verdad. Y es muy difícil que se vuelva a mirar a esa persona o grupo de la misma manera. Las redes sociales empeoran el panorama cuando además permiten ejercer esta calumnia desde el escondrijo del anonimato, que es el lugar en el que se siente cómodos los cobardes que no tienen los arrestos de expresarse cara a cara.

Desde aquí queremos denunciar este vicio local, para que reaccionemos y nos demos cuenta de que en Socuéllamos no sobra nadie. Todas las personas que aquí vivimos somos importantes, incluso nuestros adversarios, ya que en menor o mayor medida todos somos ladrillos que construyen este edificio común que es nuestro pueblo. Para conseguir esto creo que todos tenemos que hacer un pequeño examen de conciencia, la mejor receta es un poco de humildad y valentía para reconocer las bondades de los demás. Ser generosos y abandonar la mezquindad. El que no es capaz de valorar las virtudes ajenas es porque tiene problemas con la autoestima y seguramente un gran complejo de inferioridad.

En definitiva, sería deseable que no fuéramos ese 'Ohio español' que clona la desunión de nuestro país, seamos más inteligentes y trabajemos por conseguir una correcta convivencia y desarrollo a todos los niveles, sabiendo distinguir los normales desacuerdos del ir a sangre y fuego contra el adversario, seguro que nos irá mejor.

(Texto rescatado y actualizado de una publicación antigua)

- Publicidad -
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

MÁS NOTICIAS

Socuéllamos, el 'Ohio español'

- Publicidad -

Por si no lo sabían, Ohio (pronúnciese ‘Ojallo’) es un estado de los EEUU, su capital es Columbus y hay allí una ciudad que se llama Toledo (pronúnciese 'Cholido'). Aparte de esto, Ohio tiene la particularidad de que, a lo largo de la historia norteamericana, ningún presidente ha llegado a serlo sin ganar allí las elecciones. Es decir, que Ohio vendría a ser una especie de ‘mini-yo’ electoral de los EEUU.

La tesis que podríamos presentar hoy sería que Socuéllamos es una especie de Ohio ibérico, pero no tanto a un nivel electoral como sociológico. Expliquémoslo: fundamentalmente el paralelismo Socuéllamos-España lo podemos encontrar en el cainismo, esa conducta típica de algunas especies de animales que consiste en la aniquilación del hermano. Un pecado en el que hemos caído los españoles frecuentemente a lo largo de nuestra historia. Algunos estudiosos piensan que esto es debido a nuestra orografía llena de cadenas montañosas que separan nuestras regiones, hecho que ha impedido que nazca una verdadera unidad nacional. La guerra civil fue el último gran episodio de este fenómeno.

Este cainismo está a la orden del día en Socuéllamos. Hemos construido una realidad sociológica maniquea, un blanco y negro sin grises intermedios, sin matices, sobre la que definimos nuestra identidad, adscribiéndonos a algún partido, facción o camarilla. Y esto se da a muchos niveles: política, equipos deportivos, medios de comunicación, asociaciones, música, cofradías, comparsas de carnaval, etc… la lista sería muy larga. Lo peor de todo es que, hasta personas que intentan evitar verse involucradas acaban siendo arrastradas al enfrentamiento porque la ley que impera es la de ‘si no estás conmigo estás contra mí’. El resultado es que terminamos transformados en unos mezquinos y caricaturescos Montescos y Capuletos de Hacendado que provocaríamos risa si no fuera por el sufrimiento provocado en muchas personas y el freno que supone para llevar a cabo cualquier buena iniciativa o proyecto que necesite el apoyo unánime de toda nuestra sociedad.

Esto es muy triste porque empobrece enormemente nuestra convivencia. A veces, a muchas personas parece que les sobra una parte de la sociedad socuellamina y aspiran a la aniquilación, si no física, moral, de esos supuestos adversarios. El arma más utilizada para conseguir esa aniquilación es el boca a boca. Creamos una ‘leyenda negra’ de aquella persona o grupo al que queremos denigrar, mezclamos mentiras con verdades para dar una pátina de verosimilitud. Y si no mentimos, contamos la historia parcialmente, exagerando o tapando partes de manera interesada. El resultado es que ensuciamos la imagen de nuestra víctima, porque tristemente el refrán ‘calumnia que algo queda’ tiene mucho de verdad. Y es muy difícil que se vuelva a mirar a esa persona o grupo de la misma manera. Las redes sociales empeoran el panorama cuando además permiten ejercer esta calumnia desde el escondrijo del anonimato, que es el lugar en el que se siente cómodos los cobardes que no tienen los arrestos de expresarse cara a cara.

Desde aquí queremos denunciar este vicio local, para que reaccionemos y nos demos cuenta de que en Socuéllamos no sobra nadie. Todas las personas que aquí vivimos somos importantes, incluso nuestros adversarios, ya que en menor o mayor medida todos somos ladrillos que construyen este edificio común que es nuestro pueblo. Para conseguir esto creo que todos tenemos que hacer un pequeño examen de conciencia, la mejor receta es un poco de humildad y valentía para reconocer las bondades de los demás. Ser generosos y abandonar la mezquindad. El que no es capaz de valorar las virtudes ajenas es porque tiene problemas con la autoestima y seguramente un gran complejo de inferioridad.

En definitiva, sería deseable que no fuéramos ese 'Ohio español' que clona la desunión de nuestro país, seamos más inteligentes y trabajemos por conseguir una correcta convivencia y desarrollo a todos los niveles, sabiendo distinguir los normales desacuerdos del ir a sangre y fuego contra el adversario, seguro que nos irá mejor.

(Texto rescatado y actualizado de una publicación antigua)

- Publicidad -

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

MÁS NOTICIAS

client-image