Santoral del 14 de abril de 2024. Lidia, Asaco, Benito, Bernardo, Frontón, Juan, Lamberto, Pedro y Tomáide.

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14 de abril. III domingo de Pascua.

Felicitamos por su santo a quien tenga por nombre: Lidia, Asaco, Benito, Bernardo, Frontón, Juan, Lamberto, Pedro y Tomáide.

Salmo: Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):

AQUEL mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:
«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo:
«¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor

Hoy vemos un poco más detenidamente a Santa Lidia de Schiedam. Patrona de los enfermos crónicos.
Nació en una casa humilde cerca de la ciudad holandesa de La Haya. Con 15 años, estaba patinando con unas amigas en un lago, cuando cayó en el duro hielo y se rompió una costilla. A partir de ese momento nunca se levantaría de la cama.
Desde aquel incidente pasaron por ella todas las enfermedades habidas y por haber, incluida la peste bubónica, que en ese momento sacudía a Europa. Pero sorprendentemente ella resistía, sufriendo lo indecible, todos estos tormentos.
Un día descubrió la misión que Dios le pedía: acompañar a Jesús en el Calvario, ayudar a Cristo a llevar los pecados de los hombres.
Desde ese día todo cambió y pese a los sufrimientos que nunca la dejaron, ella repartía sonrisas, dulzura y amor a los que a ella se acercaban. Hasta que el 14 de abril de 1433, Dios la llamó a su lado. Por esta vida ejemplar de ofrecimiento de la enfermedad, la Iglesia la considera patrona de los enfermos crónicos.(s. XV)

San Asaco obispo de Elphin, considerado como discípulo de san Patricio y primer obispo de esta Iglesia (s. V)

San Benito de Avignon que, siendo adolescente, ejercía de pastor, hasta que se trasladó a esta ciudad y se dedicó, con la ayuda del preboste, a construir un puente sobre el Ródano, muy útil para los ciudadanos. (s. XII)

San Bernardo de Tiron abad, que llevó vida eremítica en bosques y en la isla Chausey, siendo maestro insigne de los discípulos que acudían a él en gran número, a los que encaminaba hacia la perfección evangélica. (s. XII)

San Frontón abad, que, junto con setenta compañeros, se retiró al desierto de Nitria, en Egipto. (c. s. IV).

San Juan obispo de Montemarano, que se dedicó a ayudar a los pobres y a la santificación del clero (s. XI/XII).

San Lamberto obispo de Lyon que antes había sido monje y abad del monasterio de Fontanelle. (s. VII)

San Pedro González Telmo presbítero gallego de la Orden de Predicadores, que trató de ser tan humilde como antes había deseado la gloria, entregándose a ayudar a los más humildes, sobre todo a marineros y pescadores. (s. XIII)

Santa Tomáide mártir en Alejandría (s. V)

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